Por Ana Solá
De plataforma de streaming a productora‑evento
MUBI comenzó como un servicio de streaming especializado en cine de autor, ofreciendo un catálogo curado y fomentando una comunidad de cinéfilos. Con el tiempo, la empresa ha evolucionado para asumir un rol más amplio: ya no solo presenta películas, sino que las produce, las distribuye y las convierte en eventos. La adquisición de firmas de ventas internacionales y la creación de contenido propio consolidan su posición dentro del circuito cinematográfico, permitiéndole capturar valor en distintas etapas: producción, distribución y exhibición. Este movimiento estratégico refuerza su identidad como curadora de “cine de calidad” y transforma la experiencia de ver una película en un verdadero evento cultural, diferenciándola de grandes plataformas generalistas.
La estrategia de MUBI GO: unir streaming y sala
La iniciativa MUBI GO ejemplifica uno de los movimientos más innovadores de la compañía: acercar al público a la sala de cine como complemento del servicio de streaming. MUBI GO permite que los suscriptores canjeen semanalmente una entrada para ver “La película de la semana” en cines participantes, además de tener acceso al catálogo en línea. Esta estrategia combina curaduría como sello de marca, experiencia híbrida (streaming + cine), construcción de comunidad y diversificación de ingresos, reforzando el vínculo emocional con los usuarios y posicionando a MUBI como un actor híbrido dentro de la industria.
Opinión crítica: aciertos y retos
En mi opinión, MUBI ha dado pasos inteligentes que podrían consolidarla como un actor relevante entre plataformas de streaming y estudios tradicionales. Su estrategia de expansión ha sido coherente: al unir producción, distribución, exhibición y comunidad, redefine la manera de consumir cine de autor en la era digital.
Entre los principales aciertos, destaca la capacidad de trasladar su curaduría del streaming al espacio físico de las salas de cine. Gracias a MUBI GO, la empresa ofrece no solo contenido, sino también una experiencia cultural compartida que refuerza la relación emocional con el público. Al controlar diversas etapas del proceso cinematográfico, la compañía gana independencia y fortalece su identidad frente a gigantes del entretenimiento. Además, su expansión hacia mercados emergentes como México y América Latina evidencia una identificación precisa con un público dispuesto a pagar por experiencias cinematográficas de calidad.
Sin embargo, los retos son igualmente relevantes. Producir cine implica altos costos y riesgos financieros que podrían poner a prueba su sostenibilidad si no consolida alianzas sólidas con estudios o distribuidores regionales. El éxito de MUBI GO depende de la red de cines asociados: si la disponibilidad es limitada, el valor del servicio disminuye para los suscriptores. También existe el riesgo de que la búsqueda de rentabilidad comprometa la autenticidad de su curaduría, y la competencia con plataformas globales y la piratería continúan representando amenazas para su modelo de negocio.
En suma, MUBI ha demostrado una visión audaz y una ejecución innovadora al llevar el cine de autor más allá de la pantalla doméstica. No obstante, el equilibrio entre sostenibilidad económica y fidelidad estética será la prueba definitiva para saber si esta evolución puede consolidarse como un modelo viable dentro de la industria cinematográfica global.


