Por Emmanuel Sánchez
Una afición que late… pero desconectada
Un reciente estudio señala una paradoja interesante: aunque el 98 % de los mexicanos mantiene al fútbol como ritual colectivo, la afición siente que el fútbol varonil se ha convertido en un espacio distante, dominado por decisiones comerciales que lo alejan del fan.
Eso quiere decir algo muy claro para las marcas: la pasión existe, pero la conexión emocional está rota. Y con el Mundial 2026 en puerta —y México como sede— ese desencanto podría ser el mayor activo de marketing si se aborda con autenticidad, sensibilidad y estrategia.
¿Por qué esta paradoja abre una ventana para el marketing?
Para 2026 hay tres factores que hacen del Mundial una oportunidad inigualable para marcas que sepan leer el contexto:
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Gran alcance: la pasión nacional por el fútbol sigue ahí —el ritual, la camiseta, la familia, la comunidad siguen intactos.
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Deseo de autenticidad: el desencanto con el fútbol masculino muestra que la gente ya no compra narrativa vacía: busca experiencias reales, conexión genuina, emoción compartida.
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Contexto de cambio cultural: el surgimiento del fútbol femenil —más cercano, más identitario, menos conflictivo— reconfigura la forma en que la afición entiende y vive el fútbol.
Eso significa que las marcas tienen una doble responsabilidad: entender que ya no se trata solo de vender producto —es construir comunidad, recuperar confianza, acompañar un momento simbólico.
Cómo deberían actuar las marcas: estrategias clave
Para convertir este fenómeno en valor real, las estrategias de marketing deben tomar en cuenta lo siguiente:
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Narrativa auténtica, no clichés: evitar spots genéricos de “unidad” o “orgullo nacional”. Contar historias reales: de hinchas, familias, comunidades, momentos compartidos.
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Segmentación de fan-audiencias: comprender que dentro del “aficionado” hay distintos perfiles: el fanático histórico, el seguidor casual, el espectador crítico, el seguidor del fútbol femenil. Las campañas deben adaptarse.
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Experiencias compartidas, no solo transmisiones: la fragmentación de contenidos ha alejado al fan. Recuperar el sentido colectivo: activaciones en comunidad, transmisiones en espacios públicos, experiencias híbridas on-line/off-line, convivencias.
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Valor social y emocional: hoy las audiencias valoran la coherencia. Incluir causas, sentido de pertenencia, responsabilidad social. Marcas que se conecten con valores auténticos tendrán mejor recepción.
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Medición más allá de ventas: el éxito ya no está solo en unidades vendidas, sino en engagement, recordación emocional, interacción y lealtad.
El Mundial 2026: más que un torneo, un experimento de marketing
Según diversos estudios de mercado, la Copa Mundial 2026 será un evento de consumo masivo y emociones desbordadas, con millones de aficionados reviviendo rituales, consumiendo contenido, interactuando en redes y —lo más importante— buscando significado.
Para marcas, esto significa una ventana de visibilidad sin precedentes. Pero el que destaque no será el que más invierta en medios, sino el que logre conectar, emocionar y pertenecer.
Y en ese escenario, la paradoja futbolera —pasión intacta, pero desencanto con lo existente— puede ser el terreno perfecto para reinventar mensajes, reconstruir lealtades y posicionar marcas como parte de una nueva narrativa futbolera.
Conclusión: reinventar el “fan moment” desde la evidencia
El Mundial 2026 no será solo un torneo histórico para México; será una oportunidad de redefinición: del fútbol, del gusto del público, del rol de las marcas.
Para Mercadotencia Total, el desafío es claro: construir campañas que no lleguen al hincha como consumidor, sino como ser emocional, social, colectivo. Que reconozcan la paradoja y la transformen en un puente: entre pasión y autenticidad; entre deporte y cultura; entre marketing y comunidad.
Porque en 2026, la pelota no sólo girará en la cancha: girará en la mente y el corazón del consumidor mexicano.


